La alianza Va por México funcionó y detuvo la posibilidad de que Morena y los partidos que los apoyan tuvieran una mayoría que les permitiera modificar la Constitución sin tener que pactar, convencer y negociar con otras fuerzas políticas.
La ciudadanía apuesta por la pluralidad y esto se verá reflejado en la composición de la Cámara de Diputados. ¿Por qué es tan importante? Porque incluso implica una reconstrucción de la mente y abre el escenario a posibilidades que no estaban contempladas.
También se aleja la posibilidad de que el INE y otros organismos autónomos sigan bajo el yugo de la amenaza diaria. Esto me parece central porque el sistema electoral estaba en riesgo, ya que incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó en claro su aspiración de hacer cambios de gran alcance en las autoridades electorales.
Las elecciones del domingo fueron una especie de referéndum, en el que lo que estaba en juego era el fortalecimiento del poder presidencial o el retorno a ciertos equilibrios, al menos desde el aspecto legislativo, pero que tendrá consecuencias en diversos aspectos del propio ejercicio del poder.
El presidente López Obrador, por su parte, tendrá una fuerza que le permitirá seguir impulsando sus programas sociales y sus obras centrales: El Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles y la Refinería Dos Bocas. Pero no será lo mismo que estos tres años de gobierno, donde no tuvo objeciones relevantes y donde incluso el propio debate se impidió en muchas ocasiones.
Pero los legisladores que vendrán a San Lázaro a través de los acuerdos establecidos en el marco de Va por México, tienen una enorme responsabilidad y deben permanecer como una coalición en lo que respecta a sus acciones en la Cámara de Diputados.
No hacerlo implicaría que se desencadenaría un esquema de atomización que no conviene a nadie y, sobre todo, afectaría a los propios ciudadanos, que requieren de un poder legislativo vigoroso y activo.
Los resultados del domingo permiten, a su vez, impulsar una agenda diferente a la del gobierno y con posibilidad de concretarse. Al fin y al cabo, el voto ciudadano indica que hay que reducir la tensión y apostar por la construcción. Ojalá los personajes que serán responsables de lo que pase o no pase en los próximos tres años lo entiendan.
La oposición despertó y es más vigorosa, pero sería un desastre si se duerme en los laureles y no aprovecha la situación para ocupar el espacio que le corresponde en la agenda pública.
Eso puede ser significativo y promover rutas que hasta el sábado parecían cerradas o muy complicadas.
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