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Noruega lanza una regulación vs los filtros digitales

Hace unas semanas Noruega hizo una modificación a la Ley de Control y Marketing y emitió una iniciativa que obliga tanto a los influencers como a las marcas a notificar si las fotografías que comparten en las redes sociales están retocadas a través de un programa o tienen un filtro. Este mandato es obligatorio para las marcas y las personas que comercializan su imagen y ganan al compartir contenido en las redes sociales.

La intención es ofrecer una visión mucho más realista no solo de los productos y servicios, sino de la imagen de las personas que se han convertido en un referente en los estilos de vida de muchos adolescentes. La petición obligará a los influencers a poner leyendas que indiquen, por ejemplo, si los ojos se agrandaron, si la piel se alisó digitalmente o si se moldeó el estómago con algún software.

Las redes sociales se han convertido en un referente para muchos adolescentes que construyen su propia imagen a partir de las referencias que obtienen de los medios digitales y de los nuevos líderes de opinión conocidos como influencers.

La importancia de los influencers en el mundo contemporáneo está fuera de toda duda, ya que estos líderes de opinión no solo tienen, en algunas ocasiones, millones de seguidores, sino también una cantidad de horas de reproducción de su contenido que supera a medios como la televisión.

La narrativa que construyen habla de vidas lujosas y cuerpos perfectos y, aunque parece que los contenidos se graban de forma casual o espontánea, en realidad hay planificación, producción y edición para lograr tales resultados.

Esto ha provocado una serie de reacciones adversas en la forma en que los adolescentes observan su propio cuerpo y su forma de vida y genera una serie de presiones que les llevan a padecer depresión o algún otro trastorno mental, incrementado sobre todo por el encierro del pandemia.

La ley de influencers que ha implementado Noruega es bastante nueva y se suma a otras iniciativas que se han lanzado anteriormente en las redes sociales. Por ejemplo, en 2019 Instagram propuso eliminar la cantidad exacta de reacciones que los usuarios dieron a una publicación para no crear presión sobre los adolescentes y su autoestima.

Sin embargo, esta ley se centra particularmente en la imagen de los influencers y en cómo deberán notificar a sus seguidores que están usando filtros o han modificado digitalmente su imagen, lo que, en todo caso, permitirá que los adolescentes sepan que lo que ven no es real. .

Ha habido algunos casos en redes sociales en los que incluso se han demostrado algunos engaños realizados por filtros. Una de las más famosas fue Azusagakuyuki, una chica muy popular en Japón que viajó por el país en motocicleta, pero en realidad era un hombre de 50 años (https://twitter.com/azusagakuyuki?lang=es). O, Qiao Biluo, una influencer de belleza y maquillaje que parecía ser una adolescente, pero durante una transmisión en vivo, un error mostró que en realidad tenía 58 años.

En México, las leyes sobre publicidad aún no contemplan las publicaciones digitales como tales, excepto en el caso de algunos medicamentos, complementos nutricionales y tratamientos estéticos que requieren un permiso de la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) o el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad, que en sus artículos 61 y 62 nos dice que los productos de perfumería y belleza no pueden demostrar que modifican las proporciones del cuerpo.

Las redes sociales se han convertido en un referente para los adolescentes no solo en el consumo de contenidos, sino en la forma en que pretenden vivir la vida. Por tanto, si bien las redes parecen una ventana hacia la intimidad de quienes han decidido compartir su vida digitalmente, todo lo que se muestra o lo que se vive no siempre es real, de ahí la importancia de aclararlo para las generaciones más jóvenes.