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Desafíos generacionales en tiempos de pandemia: ¿rotas o resilientes?

Cuando la pandemia del Covid golpeó al mundo y nos obligó a descubrir nuevas formas de relación a distancia, el área de educación resultó ser una de las más afectadas. Millones de niños y jóvenes de todos los niveles académicos se vieron obligados a abandonar las aulas y enfrentarse a un nuevo modelo de enseñanza que aún no estaba del todo implantado en nuestro sistema educativo.

Según datos oficiales, en nuestro país al menos 5,2 millones de estudiantes menores de 18 años abandonaron los estudios durante el confinamiento, lo que supone un importante revés para el futuro de un amplio sector de la población.

Para continuar con las clases en este nuevo esquema a distancia se requería un esfuerzo mucho mayor, mucho mayor, en todos los sentidos: plataformas de videoconferencia, para lo cual se requería una infraestructura institucional y familiar que no existe en nuestro país a escala masiva (computadoras y Internet de alta velocidad en los hogares y al menos un dispositivo por persona en cada casa, ya sea para estudiantes o sus padres que trabajan), o mediante transmisiones de televisión abierta, donde se combinaron horarios, materias y niveles de educación.

La ONU informó que la pandemia causó la mayor interrupción en la historia de la educación, afectando a casi 1.600 millones de estudiantes en todo el mundo. Se estima que esta cifra equivale a un total de 2 mil millones de horas de aprendizaje presencial perdidas en todo el mundo, mientras que para América Latina Unicef confirmó que la pandemia impedirá las metas establecidas por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en materia de educación.

En cuanto a los centros de educación superior y las universidades, que se supone que son espacios mucho más idóneos y capaces para la transición que nos tocó hacer en la pandemia, ¿ha afectado esta situación a las generaciones de estudiantes que ahora se incorporan al mundo laboral? La pregunta es si estas generaciones han mostrado mayor resiliencia o si, por el contrario, se han visto afectadas en su proceso formativo, creando una narrativa de “generaciones rotas”.

Según el informe «Perspectivas del mercado laboral» de ZipRecruiter, el 57% de los estudiantes universitarios que se graduaron el año pasado están entusiasmados con sus perspectivas laborales. Sin embargo, el 43% restante experimenta un alto grado de confusión y depresión en el proceso de búsqueda de empleo.

El estudio también revela que los jóvenes desarrollaron nuevas expectativas al ingresar al mundo laboral. Por ejemplo, muchos de ellos ahora buscan “condiciones laborales atractivas” como horarios flexibles y la posibilidad de trabajar de forma híbrida o incluso remota, una tendencia que se ha afianzado entre las nuevas generaciones a raíz de la pandemia.

Si bien los egresados (particularmente en algunas carreras) suelen tener alguna experiencia laboral previa, ya sea a través de pasantías profesionales o incluso realizando trabajos de medio tiempo en empresas, con la pandemia estos procesos se paralizaron.

Asimismo, existen aspectos negativos que pueden afectar tu desempeño profesional, entre ellos debemos destacar dos:

El primero es el aislamiento social, donde el distanciamiento físico podría afectar el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. La falta de interacción cara a cara puede resultar en una comunicación menos efectiva en situaciones cara a cara.

Y el segundo es la equidad educativa, ya que como decíamos, no todos los estudiantes tuvieron igual acceso a los recursos tecnológicos y un ambiente de estudio propicio durante la pandemia. Esta disparidad podría haber creado brechas en el aprendizaje y en la adquisición de habilidades que son difíciles de corregir.

Por el contrario, las condiciones de la pandemia podrían propiciar el desarrollo de ciertas habilidades invaluables que se aplicarán en los ambientes laborales, tales como:

Autonomía y autorregulación. El aprendizaje en línea exige una mayor responsabilidad individual para completar las tareas y cumplir con los plazos.

Habilidades tecnológicas. Mayor familiaridad con herramientas y plataformas, siendo los nuevos profesionales más hábiles en el uso de software y aplicaciones, lo que les hace más adaptables en entornos de trabajo digitalizados.

La comunicación a distancia, ya que la interacción con compañeros y profesores en línea ha fomentado las habilidades de comunicación escrita y virtual.

La resolución de problemas, ya que la naturaleza impredecible de la educación en línea ha llevado a los estudiantes a enfrentar desafíos tecnológicos y organizacionales, mejorando su capacidad para encontrar soluciones innovadoras a problemas complejos.