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El Partido Comunista chino, del aislamiento a la globalidad en 100 años

EFE.- Desafía la supremacía del G7, ataca a la OTAN y exige un diálogo cara a cara con las principales potencias del mundo: el Partido Comunista Chino (PCCh) cumple 100 años este jueves con innumerables frentes abiertos, pero seguro de poder para defenderse de lo que considera ataques desde el exterior.

Sin embargo, esta renovada asertividad difiere de la tradicional pose de «bajo perfil» de los comunistas chinos, cuyo principal apoyo en sus difíciles comienzos provino de la ex Unión Soviética.

La asistencia técnica y financiera de Moscú no impidió un creciente enfrentamiento ideológico que se hizo evidente en la Conferencia de Bandung (Indonesia) de 1955, en la que el entonces primer ministro chino, Zhou Enlai, se alejó de lo que los líderes chinos llamaron más tarde como «socialimperialismo soviético». «

La República Popular China, aislada internacionalmente, instó a los países presentes -en su mayoría asiáticos y africanos que acababan de declarar su independencia- a «dejar de lado las diferencias» y «buscar la cooperación», frases que aún hoy son comunes entre los países. Portavoces del PCCh.

«Aunque el contexto internacional ha cambiado, esos principios siguen inspirando formalmente su política exterior», explica a Efe el experto español Xulio Ríos.

En plena guerra fría, Beijing enfatizaría la soberanía “como un derecho sacrosanto”, otro concepto que sigue estando “muy presente” para atacar la llamada “injerencia externa”, agrega el investigador Mario Esteban, del Real Instituto Elcano. .

El reconocimiento, en 1971, por parte de Naciones Unidas de la República Popular como «el único representante legítimo de China» en detrimento de Taiwán, junto con su acercamiento con Estados Unidos -que se reflejó en la visita del presidente Richard Nixon a Beijing en 1972- cambió para siempre las reglas del juego.

Ya bajo la tutela de Deng Xiaoping (1978-1992), China se centró en su desarrollo interno «consciente de su vulnerabilidad», dice Esteban, y culminó esta etapa en 2001 con su ingreso a la Organización Mundial del Comercio, luego de 15 años de conversaciones.

Hoy, el país asiático representa alrededor del 20% del PIB mundial, supera a Estados Unidos en número de misiones diplomáticas y responde abiertamente a la OTAN -la Alianza la clasificó como un «desafío sistémico» – que no permanecerá indiferente si se desafía.

Mientras tanto, el G7 ha criticado que «los días en que las decisiones globales eran dictadas por un pequeño grupo de países han terminado hace mucho tiempo».

China devuelve cada golpe aunque, según Esteban, juega un doble juego: “Por un lado, afirma que todavía está en desarrollo y que no se le deben exigir ciertas cosas. Por otro, requiere un tratamiento especial y potente para maximizar su influencia ”.

Según Ríos, Pekín afiló su colmillo en respuesta a la guerra comercial desatada por el expresidente Donald Trump, que provocó enfrentamientos en varios niveles –incluida la tecnología– y acusaciones en nombre de los derechos humanos en la provincia noroccidental de Xinjiang, de la pérdida de libertades en Hong Kong o el origen de la pandemia.